La economía europea ha demostrado ser resistente en medio de un difícil entorno global. En el primer trimestre de 2023, factores como:

han impulsado un crecimiento moderado, disipando los temores a una recesión. Esto ha llevado a una revisión al alza de las perspectivas de crecimiento en la Unión Europea (UE) al 1,0 % en 2023 y al 1,7 % en 2024. También se esperan revisiones al alza para la zona del euro, con un crecimiento del PIB estimado en el 1,1 % en 2023 y el 1,6 % en 2024.

La inflación se ha incrementado, alcanzando el 5,8 % en 2023 en la zona del euro, debido a las presiones sobre los precios básicos. A pesar de la inflación, se espera que las condiciones de financiación se endurezcan, lo que podría afectar al crecimiento de la inversión.

El mercado laboral en la UE se mantiene fuerte, con tasas de desempleo históricamente bajas y altas tasas de participación y empleo. Se prevé un crecimiento moderado del empleo, pero los salarios han estado rezagados en comparación con la inflación.

Se espera que el déficit público disminuya en 2024 a medida que los precios de la energía caigan, lo que permitirá a los gobiernos eliminar gradualmente las medidas de apoyo. La deuda pública se espera que disminuya, pero aún se mantendrá por encima de los niveles anteriores a la pandemia.

Los riesgos para las perspectivas económicas se han incrementado, principalmente debido a la persistente inflación subyacente y a la posibilidad de un endurecimiento de la política monetaria. Además, las tensiones financieras y los desafíos geopolíticos podrían afectar a la economía global.

En resumen, la economía europea ha mostrado resiliencia a pesar de los desafíos globales, con perspectivas de crecimiento moderado, pero con riesgos asociados a la inflación y otros factores.