Las soluciones digitales no solo reducen significativamente los costes de etiquetado, sino que también facilitan la actualización de contenidos. Aunque la información almacenada en etiquetas digitales supera a la de las etiquetas físicas, el nivel de alfabetización digital varía según los grupos sociales y las edades, y algunos grupos vulnerables pueden tener dificultades para comprender el funcionamiento de dichas etiquetas o dispositivos.
En la Unión Europea, el etiquetado digital ya se emplea en productos que contienen sustancias químicas, como pilas y baterías.
En suma a esta iniciativa, el acuerdo provisional del pasado 22 de enero alcanzado entre el Consejo y el Parlamento Europeo se centra en el etiquetado digital de productos fertilizantes, buscando introducir la opción de etiquetado digital, mejorar la legibilidad y simplificar los requisitos para los proveedores.
Estas mejoras buscan aumentar la eficiencia de las etiquetas reduciendo su coste.
El acuerdo propuesto fomenta el uso del etiquetado digital para reducir la huella ambiental de los productores, además de sus gastos, pero asegura que los consumidores, incluidos aquellos con habilidades digitales limitadas, reciban información a través de medios físicos.
Las etiquetas digitales podrán aplicarse a productos a granel (productos vendidos sin embalaje), siempre y cuando la información también se presente físicamente en el punto de venta. La disponibilidad de etiquetas digitales se extiende a diez años desde la comercialización del producto.
Por último, se anticipa que la simplificación de las obligaciones de etiquetado reducirá los costes anuales en un promedio de 57,000€ para grandes empresas y 4,500€ para pymes.
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