El Digital Markets Act es el reglamento de la UE que tiene como objetivo principal promover la competencia justa y proteger a los consumidores al garantizar que las grandes plataformas digitales no abusen de su posición dominante en el mercado.
El DMA establece un conjunto de criterios objetivos para identificar a los «gatekeepers» digitales, que son grandes plataformas digitales que proporcionan servicios básicos de plataforma como motores de búsqueda, tiendas de aplicaciones y servicios de mensajería. Estos gatekeepers estarán sujetos a una serie de obligaciones y prohibiciones establecidas en el DMA.
Tras la propuesta inicial presentada por la Comisión Europea en diciembre de 2020, el Reglamento fue adoptado por el Parlamento Europeo y el Consejo el 14 de septiembre de 2022. Entró en vigor el 1 de noviembre de 2022 y su aplicación será efectiva a partir del 2 de mayo de 2023. Dentro de un plazo de dos meses a partir de dicha fecha, las empresas que ofrezcan servicios básicos de plataforma deberán notificar a la Comisión Europea sobre su cumplimiento de los umbrales cuantitativos y proporcionar toda la información relevante.
El DMA establece obligaciones para los gatekeepers, incluyendo:
Además, prohíbe prácticas como:
La Comisión llevará a cabo investigaciones de mercado para calificar a las empresas como gatekeepers, actualizar las obligaciones según sea necesario y diseñar soluciones para abordar infracciones sistemáticas. Esto garantizará que el DMA se mantenga al día con la evolución rápida del sector digital.
Las empresas que no cumplan con las disposiciones del DMA enfrentarán multas de hasta el 10% de su volumen de negocios total mundial, o hasta el 20% en caso de infracciones repetidas. Además, se pueden imponer pagos periódicos de penalización y remedios adicionales, como la desinversión de partes del negocio.
La aprobación del DMA marca un hito crucial en la regulación de las plataformas digitales y subraya la importancia de asegurar un mercado digital justo y competitivo. Si bien su implementación presenta desafíos significativos, también abre la puerta a la corrección de desequilibrios en el mercado digital y a la protección de los intereses de los consumidores y la competencia. El impacto del DMA será seguido de cerca por empresas, reguladores y usuarios en todo el mundo, ya que podría establecer un precedente para futuras regulaciones en el ámbito tecnológico.
Fuente: Comisión Europea